Que nuestra sociedad está cambiando a velocidad vertiginosa y que los avances tecnológicos tienen mucho que ver en ello es algo que se nos antojará a todos indubitable.
De hace unos años, por lo anterior, tenemos el miedo de que se pueda conocer cómo somos, cuáles son nuestros intereses personales, etc; aspectos que consideramos dentro de nuestra esfera personal y que ahora vemos amenazados pues tememos ser controlados en función de nuestra forma de navegar por Internet, por ejemplo.
Es cierto, la tecnología ha llegado al campo de la Predicción del Comportamiento Humano y hoy existen herramientas tecnológicas que son capaces de aunar el conocimiento de la psicología humana con el desarrollo informático y crear un algoritmo que sea capaz de predecir, con muy alto grado de exactitud, nuestro comportamiento en función de nuestra personalidad, entendiendo ésta como muy estable y con evolución prevista en función de sexo y edad. Y en GRUPO MOMO, como empresas tecnológicas de primer nivel, estamos interesados en ello y muy cerca de la evolución de estas herramientas.
Pero veamos esto en clave positiva, más que como amenaza. La Predicción del Comportamiento puede ser empleada, como la totalidad de los medios tecnológicos, de múltiples modos, algunos de ellos reprobables pero otros pueden aportar enormes ventajas al mundo de la empresa y, además, como beneficios para el propio individuo, considerando el autoconocimiento como algo positivo.
Desde el punto de vista del marketing y sin profundizar en exceso, a nadie se nos escapará que resultará muy interesante predecir qué productos ofrecer a los posibles clientes en función de sus intereses o, incluso previamente, cómo tiene que ser un producto antes de lanzarlo al mercado en función de un público objetivo, o diseñar el público objetivo en función de las características de un producto, lo que será de gran ayuda para la publicidad y difusión del mismo.
Y lo anterior podemos hacerlo de dos maneras. La primera se basaría en lo que hemos realizado con anterioridad y, en base a lo mismo, ofrecer productos similares o que entendemos que tienen alguna relación; es decir, precisamos conocer lo qué hacemos para inferir conclusiones posteriores y este modo de actuar ya está muy avanzado en el mundo de la empresa. Pero la segunda manera es mucho más novedosa y, entendemos, muy interesante; ¿y si fuéramos capaces de captar determinados factores de la personalidad humana y, en función de ello, diseñar productos, campañas u ofrecer directamente servicios o productos ajustados a cada persona?
Centrándonos en esta segunda opción, menos desarrollada que la anterior pero de mucha mayor potencia, conocemos que la captación de los datos se puede realizar de múltiples modos, desde un simple y clásico cuestionario de preguntas hasta por la configuración facial en función de reacciones a diversos estímulos o por nuestro comportamiento comercial, bancario o personal anterior a la toma de datos. Además, tendremos la gran ventaja de no tener que volver a tomar datos pues la personalidad evoluciona de un modo muy estable según, como dijimos, el sexo y la edad.
Seguimos avanzando
Javier Cassini
Psicólogo Industrial y socio de Momo Pocket