La palabra “fintech” entró en nuestras vidas junto con la revolución digital y está siendo usada cada día más. Sabemos más o menos lo que significa, sabemos también qué ventajas nos ofrecen estas compañías, sabemos que este campo acumula dos cosas imprescindibles para tener éxito: talento y dinero. Pero lo que no tenemos tan claro es ¿quién y cómo se crea una empresa Fintech? No está muy claro el perfil de un trabajador de este sector, a quién buscan y qué capacidades requieren los empresarios Fintech.
Si abrimos una página con ofertas de trabajo vemos que las entidades financieras contemporáneas necesitan diplomados en matemáticas, ingeniería y física, también buscan unos profesionales muy concretos como especialistas en la tecnología blockchain o en inteligencia artificial. Y mientras la revolución del sistema financiero avanza, las universidades no tienen tiempo ni capacidad para para seguir el ritmo de crecimiento de esta nueva industria financiera. Algunas universidades y centros de estudios mundiales y españoles ya ofrecen cursos y hasta doctorados en dicho sector, pero el tiempo que necesita la formación no alcanza el ritmo que lleva la revolución digital, por lo que tenemos otro problema añadido: el sistema de educación clásico no cubre las necesidades que demanda el mercado.
A pesar de esta circunstancia, el sector Fintech crece cada día más, aparecen nuevas startups, nuevas tecnologías, nuevas tendencias. Y todo esto es posible gracias a que los empresarios apuestan por el talento y autodesarrollo, lo cual es un buen camino para todos.
Los líderes mundiales de Fintech acuden cada vez más al sistema de coworking en su búsqueda de nuevas ideas, de personas talentosas y para obtener el mayor intercambio de información y experiencia. Por ejemplo, IBM, Verizon, Microsoft están probando trabajar en coworking con una gran cantidad de emprendedores de startups innovadoras. De otro lado, para las empresas pequeñas es una gran ventaja porque es el mejor sitio para construir relaciones con los gigantes.
Otra tendencia popular es la integración de incubadoras en sus plataformas para atraer startups que empiezan a crear su propio desarrollo, así las empresas líderes tienen un acceso rápido a nuevas ideas, tecnologías e innovaciones.
Hay tres factores importantes que influyen al crecimiento de estas tendencias: gran aumento de la cultura de startups; flexibilidad de recursos humanos en el sentido global, que está desarrollándose gracias a las tecnologías; y la generación milenial, que prefiere la economía de consumo colectivo.
JLL preve que, antes de 2020, el 65% de las corporaciones de Estados Unidos van a usar coworking para sus empleados y antes de 2030 hasta un 30% de oficinas funcionarán con modelos flexibles.
Lo comentado demuestra que hasta ahora no solo las empresas están creando las normas de las relaciones laborales, sino que los profesionales también tienen poder para participar en su definición.
La transformación digital en sectores sensibles a los cambios tecnológicos, como el financiero, por supuesto, requiere de profesionales versátiles y altamente cualificados pero los modelos de preparación laboral siguen estando atrasados a pesar de sus intentos de corresponder al ritmo del mercado. Entonces, y resumiendo, un trabajador de Fintech debe ser un profesional contemporáneo y flexible y ya no son tan importantes los diplomas universitarios, sino que lo que más se valora hoy son los conocimientos reales, experiencias, nuevas ideas y autodesarrollo, así que cada uno tiene la posibilidad de trabajar en una Fintech.