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El uso del dinero en efectivo decrece anualmente debido a la generalización de los sistemas de pago electrónico; los sistemas que han sustentado la economía global han evolucionado conforme lo han hecho las necesidades, en cada período histórico, de ampliar las relaciones comerciales desde las establecidas entre grupos cercanos, mediante el trueque, hasta nuestros días, cuando no existen fronteras ni distancias para realizar cualquier tipo de transacción.

El dinero electrónico aporta ventajas de indudable valor como es la facilidad de acceso desde un dispositivo móvil, así como a todos los movimientos que se realicen desde cualquier aplicación financiera y que quedan reflejados en la cuenta de dinero digital asociada.

Un aspecto relevante es la seguridad que aportan estos sistemas que impide que el dinero se pueda perder o lo puedan sustraer, aunque se pierda el móvil, ya que los datos no se encuentran en el móvil sino en el servidor del proveedor del servicio, al que solo se puede acceder con PIN, Huella Digital/Touch ID o reconocimiento facial/Face ID. En el caso de robo, se puede acceder desde otro dispositivo, introduciendo la clave personal, y seguir operando con normalidad.

Una parte de consumidores recela de la innovación financiera, prefiriendo el dinero físico al electrónico, porque no confía en la disponibilidad total de sus depósitos. En realidad, esta situación se produce por desinformación ya que el funcionamiento de una cuenta de dinero digital es igual que la de una cuenta bancaria tradicional, con la ventaja añadida de que sus fondos están garantizados al 100%, mientras que las entidades convencionales solo pueden respaldar el importe máximo legalmente previsto por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), en la actualidad 100.000€ por titular en caso de insolvencia del banco titular.

Otra de las ventajas del dinero electrónico es la inmediatez en la realización de las transacciones, ya que estas se realizan en tiempo real, sea una compra o una transferencia, de manera que tanto el cargo en la cuenta del ordenante como el abono en la del beneficiario quedan anotadas en el instante de realizar la operación.

Un 70% de los clientes de las entidades financieras está registrado en banca electrónica, fundamentalmente porque las actividades típicas que antes debían realizarse en una sucursal han sido adaptadas a un dispositivo electrónicos que aportan comodidad y facilidad de uso. Estos usuarios, una vez descubierta la sencillez de esta operatoria online, en su mayoría no han vuelto a ir a su oficina para esas mismas operaciones. La tecnología nos hace la vida más cómoda, y en el ámbito financiero es donde más inversión en innovación se ha realizado.

En países como Suecia se está acercando al desvanecimiento del dinero físico; en España queremos aportar nuestro servicio de dinero electrónico para intentar alcanzar parecidas cotas de uso. Ya en 2016 se superó por primera vez el uso de dinero electrónico a la utilización del dinero físico, incluyendo tarjetas de créditos, compras por internet… Decisiones como que numerosos establecimientos no acepten dinero físico en los países nórdicos o en China, y que la mayoría de las oficinas bancarias no permiten depositarlo o retirarlo, determina que los ciudadanos de dichos países terminan por acostumbrarse a la no utilización del dinero físico, sin que haya consecuencias de orden económico o social, salvo las derivadas de las nuevas funcionalidades que incorporan los pagos digitales para evitar transacciones soportadas con dinero negro.

El control de tus gastos es más palpable con estas innovaciones que te ofrecemos. ¿Qué necesidad tienes de llevar la cartera? Llevar todo en el móvil es posible con una simple recarga.

  • No hay que llevar dinero físico
  • No se puede perder el dinero porque no es tangible.
  • Se puede tener mejor control de los gastos.
  • Remitir dinero es instantáneo y sin conste para el usuario.
  • El dinero físico se puede convertir en electrónico y viceversa, por lo que esta barrera es fácilmente superable gracias a los acuerdos con terceros (bancos convencionales y plataformas de cajeros automáticos).